El post de hoy va dirigido al sentido del oido que junto con la vista en mi profesión juega un papel fundamental. Voy a hacer varios post ya que tengo mucho que contar de este sentido, que lo considero al igual que la vista de suma importancia.
El oído con la edad y otras enfermedades congénitas-adquiridas se puede perder y desencadenar un problema en la audición, que por suerte se puede solucionar.
En casi todas las ópticas de España se adaptan audífonos, junto con gabinetes especializados, y aparece la figura del técnico audioprotesista (técnico sanitario formado en audiología y encargado en la adaptación de audífonos). En España es un grado superior, los ópticos optometristas no tienen por qué ser audioprotesistas pero muchos de ellos se acaban sacando el título para sacar más partido a sus negocios y sobretodo dar un mejor servicio a sus pacientes.
En mi caso no descarto sacarme este título en un futuro próximo, ya que siempre me ha interesado la audiología y he tenido la suerte de aprender en distintas etapas de mi vida. Los pacientes son tan agradecidos cuando les haces oír bien, que merece la pena… a lo largo de estos he aprendido trabajando con ellos y por eso me he decidido a escribir este post.
Hoy hablaré de lo que es un audífono ellos de una forma muy sencilla, para que entendáis su gran importancia junto al de las gafas y de los primeros síntomas de pérdida de audición.
El audífono es un aparato diseñado para aumentar y mejorar la calidad de nuestra audición cuando existe una pérdida auditiva. Gracias a su avanzada tecnología permite adaptarse a nuestras necesidades, ya por tamaño o morfología. El experto audioprotesista guiará al usuario en la elección y tamaño para su óptimo manejo y disfrute. No es más que un pequeño ordenador con un micrófono, un amplificador y un altavoz, simple pero muy compactado. Su manejo es sencillo, se coloca en la oreja y amplificará el sonido que entra dependiendo de la pérdida amplificará más o menos unas frecuencias y así el paciente oirá.
El caso típico es un paciente de 70 años que empieza a dejar de oír pequeñas cosas como puede ser el sonido del timbre cuando llaman a la puerta, el sonido del teléfono cuando está en otra habitación, el pitido del microondas a la lejanía, las conversaciones con su esposa e hijas (mujeres en general ya que nuestra voz es más aguda),…
El paciente va sufriendo un pequeño aislamiento social (ya que no oye y no se entera), pudiendo llegar a cambiar su vida y su forma de relacionarse con los demás. En muchos casos puede ser el propio complejo de cumplir años, de hacerse mayor, de no saber cómo pedir ayuda, y sobretodo de no querer admitirlo. Normalmente acuden a la óptica los hijos, preocupados por la situación de su progenitor, pero por mi experiencia hasta que el individuo no oye ya conversaciones, el teléfono, la televisión, etc… lo que supone un gran problema no busca la ayuda de un aparato de audición llamado audífono.
Los audífonos al igual que televisores, cámaras, ordenadores, etc… han avanzado sobremanera desde hace 30 años a la actualidad, ya no tiene nada que ver los audífonos del siglo pasado (bobinas, grandes artilugios que en muchos casos pitaban sin cesar analógicos) con los de hace 10 años y con los actuales… y la buena noticia que en un futuro cercano serán cada vez mejores, se oirá mejor, serán más pequeños y el paciente no notará que los lleva puestos. Son pequeños ordenadores con una gran tecnología por eso tienen ese elevado coste. Muy pequeños y estéticos, y respetando la audición natural del paciente. Dentro de unos años no se puede saber como serán, pero de una cosa estoy segura, cada vez se oirá mejor con ellos y menos artificial…
En sucesivos post explicaré las primeras sensaciones de llevar audífonos, y otras cosas interesantes sobre ellos, no os lo perdáis…